Por: Natalia Gómez
Déborah Berebichez es la primera mujer mexicana graduada de un doctorado en Física de la Universidad de Stanford, está convencida de que las Ciencias Sociales nunca serán exactas, pero aboga por que los instrumentos científicos, como la estadística, sean más utilizados por los gobiernos para elaborar políticas públicas.
Debbie colabora con el premio Nobel de Física, Robert Laughlin y también trabaja en Nueva York en una consultoría diseñando estrategias, porque hoy, reconoce, los físicos son muy queridos en el área de finanzas, ya que con base en la probabilidad y estadística se pueden hacer mejores inversiones.
Déborah Berebichez es la primera mujer mexicana graduada de un doctorado en Física de la Universidad de Stanford, está convencida de que las Ciencias Sociales nunca serán exactas, pero aboga por que los instrumentos científicos, como la estadística, sean más utilizados por los gobiernos para elaborar políticas públicas.
Debbie colabora con el premio Nobel de Física, Robert Laughlin y también trabaja en Nueva York en una consultoría diseñando estrategias, porque hoy, reconoce, los físicos son muy queridos en el área de finanzas, ya que con base en la probabilidad y estadística se pueden hacer mejores inversiones.
Además, Debbie Berebichez es modelo profesional.
Y ante los científicos poco expresivos que desmotivan a conocer la ciencia, Berebichez cree que debería surgir una nueva carrera llamada “mediadores de la ciencia”, quienes además de ser científicos aprendan a comunicar estos conocimientos.
—Porque si tú no tienes una civilización, y específicamente un país, en México, que entiende cómo funciona el mundo que lo rodea, siempre va a ser controlada por cualquier tipo de medios autoritarios, puede ser un gobierno, una institución. Si uno no tiene conocimiento, uno no puede actuar inteligentemente o con poder.
—La ciencia de por sí es difícil, creo que como todo en el mundo, como los objetos que se venden, la ciencia tiene que empaquetarse; si yo te vendo unas galletas se tienen que ver bonitas y atractivas. Tengo que vender la ciencia y es un rol que no todos los científicos han sabido hacer bien. Es como un mercadeo para la ciencia, debemos ponerla en un papel bonito y con palabras atractivas, porque es nuestro deber hacerle llegar a la gente esa información.
Escribí un ensayo titulado Literatura científica para la gente en común que no tiene una preparación en ciencia, y propuse una nueva profesión que se llama “mediadores de la ciencia”, donde la gente estudia en incubadoras diversos ámbitos científicos, pero también aprende periodismo, televisión y comunicación para, al final, juntar las dos experiencias y saber transmitir con precisión el conocimiento. Además, propuse que por obligación, los científicos más destacados pasen un año sabático dentro de estas incubadoras pagados por el gobierno y educando a los “mediadores de la ciencia”.
—Cuando uno habla de exactitud en física te hablo que podemos medir la carga de un electrón; en las Ciencias Sociales no se puede llegar a eso, pero sí creo que hay muchísimo más que puede hacer para mejorar o redondear la exactitud que ayudaría mucho a gobernar a la gente o a la sicología. Los gobiernos necesitan mucha más medición y estadística que se derivan de la ciencia, pero siempre con un líder detrás que haga transparentes estos resultados en beneficio de la sociedad.
—Los físicos en general y todo el mundo creemos que si seccionamos la naturaleza la vamos a entender mejor; eso es autoritario en el sentido de que el científico es el que controla la materia. Al ver a un electrón aislado, no puede entender a la naturaleza, lo mismo podemos decirle al político centralizado que no está escuchando a los cientos de personas, que es sólo a través de esas voces como se entiende a la sociedad.
Y ante los científicos poco expresivos que desmotivan a conocer la ciencia, Berebichez cree que debería surgir una nueva carrera llamada “mediadores de la ciencia”, quienes además de ser científicos aprendan a comunicar estos conocimientos.
—Porque si tú no tienes una civilización, y específicamente un país, en México, que entiende cómo funciona el mundo que lo rodea, siempre va a ser controlada por cualquier tipo de medios autoritarios, puede ser un gobierno, una institución. Si uno no tiene conocimiento, uno no puede actuar inteligentemente o con poder.
—La ciencia de por sí es difícil, creo que como todo en el mundo, como los objetos que se venden, la ciencia tiene que empaquetarse; si yo te vendo unas galletas se tienen que ver bonitas y atractivas. Tengo que vender la ciencia y es un rol que no todos los científicos han sabido hacer bien. Es como un mercadeo para la ciencia, debemos ponerla en un papel bonito y con palabras atractivas, porque es nuestro deber hacerle llegar a la gente esa información.
Escribí un ensayo titulado Literatura científica para la gente en común que no tiene una preparación en ciencia, y propuse una nueva profesión que se llama “mediadores de la ciencia”, donde la gente estudia en incubadoras diversos ámbitos científicos, pero también aprende periodismo, televisión y comunicación para, al final, juntar las dos experiencias y saber transmitir con precisión el conocimiento. Además, propuse que por obligación, los científicos más destacados pasen un año sabático dentro de estas incubadoras pagados por el gobierno y educando a los “mediadores de la ciencia”.
—Cuando uno habla de exactitud en física te hablo que podemos medir la carga de un electrón; en las Ciencias Sociales no se puede llegar a eso, pero sí creo que hay muchísimo más que puede hacer para mejorar o redondear la exactitud que ayudaría mucho a gobernar a la gente o a la sicología. Los gobiernos necesitan mucha más medición y estadística que se derivan de la ciencia, pero siempre con un líder detrás que haga transparentes estos resultados en beneficio de la sociedad.
—Los físicos en general y todo el mundo creemos que si seccionamos la naturaleza la vamos a entender mejor; eso es autoritario en el sentido de que el científico es el que controla la materia. Al ver a un electrón aislado, no puede entender a la naturaleza, lo mismo podemos decirle al político centralizado que no está escuchando a los cientos de personas, que es sólo a través de esas voces como se entiende a la sociedad.
Sí. Se puede ser guapa e inteligente
“Su belleza e inteligencia, no van juntas” - William Shakespeare (Cymbeline 1, 3)
Vivimos en un mundo plagado de clichés. Muchos de ellos relativos a la belleza e inteligencia femenina ¿Quién no ha oído eso de que las rubias son tontas? O bien ¿Qué las mujeres listas son feas? ¿O el qué dice que si te sacas buenas calificaciones nunca serás popular? Parecería que nos negamos la posibilidad de ir por todo; de aspirar a más.
Afortunadamente hay quienes son una muestra viviente que los clichés son sólo eso, clichés. Deborah Berebichez nació para desafiarlos. Tal vez el primero fue eso de que las mujeres no son buenas en matemáticas. Desde niña obtuvo notables calificaciones. Fue muy curiosa y sociable, preguntaba todo. Cosa que hace hasta la fecha. Necesitaba preguntar para entender. Nunca se sintió “la niña genio en matemáticas” Su preocupación estaba en estar en el grupito de las “populares” (nadie quiere ser nerd, ni los científicos). A los doce años ganó un concurso nacional de ortografía.
El segundo cliché que desafió Debbie fue el que los que estudian filosofía o teatro es por que no sirven para las matemáticas. Ella estudió en el Colegio Israelita y empezó a estudiar teatro mientras estaba en la preparatoria. Así llegó a la Academia Dimitrio Sarras con Mercedes Pascual y Adriana Roel. Tomó un curso de cine en el CUC y se dedicó al modelaje. En esos cuatro años de teatro trabajó en varias obras. La experiencia teatral cambió su vida y le abrió un mundo nuevo de conocimiento, pasión y entrega a la vida.
Los porques de Debbie la llevaron a estudiar dos carreras. Primero estudió filosofía en la Universidad Iberoamericana y después de dos años, se ganó una beca para estudiar en la Universidad de Brandeis, en EUA. Un buen día, hablando con Roopesh, el asistente del profesor de Astronomía se dio cuenta que quería estudiar física. (Precedente que comparte con padre de la “teoría de supercuerdas” Edward Witten quien años atrás se cambió de historia a matemáticas en esa misma Universidad). La Universidad la apoyo, pero dado que su beca era sólo por dos años tuvo que comprimir en ese tiempo los estudios que generalmente llevan cuatro. Roopesh le dio clases diarias durante 3 meses para que la admitieran y jamás acepto un centavo como pago y le dijo: “La única manera en la que podrás pagarme, es si algún día haces lo mismo con alguien más.”
Se graduó de las dos carreras con altos honores, pero sintió nostalgia y decidió regresar a México. Empezó su Maestría en Física en la UNAM y trabajó trabajo en el Instituto de Física con el Dr. José Luis Mateos. En 1998 el Dr. Steve Chu Premio Nóbel la invitó a la Universidad de Stanford en California a trabajar con él. Terminó su doctorado con el Dr. Robert Laughlin, también premio Nobel. Es la primera mujer mexicana en obtener un doctorado en física en esa Universidad. Para ello, inventó un nuevo método de comunicación por ondas electromagnéticas que logra enfocar señales en lugares específicos en el espacio. Entre sus posibles aplicaciones prácticas está la litrotripsia en la medicina para romper las piedras de riñón sin dañar el tejido circundante; hacer tomografías específicas; o bien para traducciones simultáneas en teatros dónde en cada asiento puede recibir una señal diferente a tan solo unos centímetros de distancia.
En el 2004, se fue a Nueva York, donde realizó dos post doctorados en nanotecnología. Desde hace seis meses, trabaja con un fondo de inversión que maneja más 35 billones de dólares, dando asesoría para construir estrategias matemáticas para invertir en los mercados internacionales.
“Nunca fui la típica doctora en física, me apasiona dar conferencias y promover y divulgar la ciencia” Fiel a su palabra a Roopesh, esta comprometida a demostrar como la ciencia puede ser entretenida e interesante. Quiere compartir su pasión por la ciencia explicando los conceptos sofisticados de manera fácil. Para ello tiene un video-blog por Internet titulado The Science Babe “La Ciencia de Todos los Días” y el cual produce y conduce. Además participó en una película con Kristen Dunst y Simon Pegg titulada “How to Lose Friends and Alienate People.”
La belleza y la inteligencia no están peleadas. (Lo siento William, sí pueden ir juntas). La ciencia no necesariamente tiene que ser aburrida. Definitivamente las mujeres pueden hacer muchas más cosas de las que pensamos, los hombres también. Todo está en romper los límites mentales. Cuando nos topamos con ellos hay que preguntarnos “¿Y quién dice?” Nadie. Son sólo creencias. Tal vez por ello, sea buen momento para pensar ¿Cuáles clichés me están limitando? Y tirarlos de una vez por todas a la basura.
Tomado de El Universal