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Escritoras del Nuevo Milenio VIII

Dos micro relatos de Gilda Manso


Cliché


Ella le pidió que le bajara la luna y él, omnipotente por gracia del amor, estiró la mano y se la bajó.
Ella, encantada, despejó los cacharros que tenía en el patio (una regadera, un tendedero, la cucha del perro, el perro mismo) y ubicó la luna entre las macetas. Todas las noches dedicaba unos extensos minutos a la contemplación lunar, pero cada noche con menos ganas que la noche anterior. Le contaba a sus amistades lo afortunada que era: su amante le había bajado la luna, pero puertas adentro se preguntaba que qué se hacía con ella. La contemplación lunar, si no se combina con otras tareas, es un ejercicio un tanto estéril.
Al poco tiempo, ella y él se separaron.
La luna sigue ahí, rotando a más velocidad de lo normal porque el perro la confundió con una pelota y además, a falta de tierra, orina en los eclipses.


El invento perfecto


Apenas lo vio supo que era el invento perfecto, al menos para su vida, tan solitaria y triste. Un robot con apariencia de mujer, diseñado para satisfacer las necesidades básicas de todo hombre.
Se lo enviaron a su casa, en una caja de madera. Se llamaba Rose y tenía cabello negro. Cada tanto preguntaba cosas como ¿qué tal estuvo tu día? y ¿quieres chuletas o frijoles? Debatía sobre política pero sin entrar en discusiones, bañaba al perro una vez por semana, alquilaba películas de acción y hacía el amor de una manera casi humana. Él se sentía querido, cuidado y acompañado.
Una tarde de lluvia, el perro orinó las cortinas del living. Con su calma característica, Rose tomó un cuchillo, degolló al animal y a continuación limpió sangre y orina. Él presenció la escena y, tras el estupor inicial, se encogió de hombros. Después de todo, pensó, no existe la mujer perfecta.


Gilda Manso nació el 23 de abril de 1983 en Buenos Aires, Argentina. Es escritora y periodista. Se desempeñó como redactora, correctora y cronista en diversos medios gráficos.
Acaba de publicar “Primitivo ramo de orquídeas” (Libros En Red, 2008), su primer libro de cuentos, y su relato “Sombras chinescas” integra la antología “Ronda de cuentos” (Dunken, 2008). Además, colabora con asiduidad en varias publicaciones electrónicas.