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Escritoras para el Nuevo Milenio L

FRUGAL
Por: Tere Morera
Es tanto el calor, la piel reseca, puedo hasta escribir mi nombre en ella; si supiera cómo ó si supiera bien transcribir lo que aquí sucede….
Evo, llamado así por el Evo Morales (creo) y por su madre Eva, vive en la sierra de cerros pelones, coloreados por los caprichos del clima, del día y la noche. Una cadena de riscos y montes áridos que no por eso son menos bellos que los verdes y fértiles. Como a cinco kilómetros de su casa, Evo solía refugiarse entre ellos cómo lo hiciera entre los senos de su madre, precisamente para encontrar el mismo remanso, se tiraba en el suelo casi desértico con un monte a cada lado, buscaba escuchar su voz como agua cayendo, un retumbo de corazón, una mano apaciguando sus dolores hambrientos porque todo lo que llegara a ella, prefería dárselo a él. No había agua entre esos enormes cerros amarillentos ,pero a Evo le seguían pareciendo de una belleza indiscutible; sobre todo aquel enorme que eslabonado con los otros seis se le figuraban las formas que debajo de las sábanas, insufriblemente remendadas, se revelaban cuando jugaban los seis hijos con su mamá a las adivinanzas: Cada quien se metía debajo haciendo alguna forma y los que quedaban afuera adivinaban…. ¿Cómo había sido capaz Eva, de tener siempre esa calidez de voz, la risa en su mirada y sobre todo esas ganas de seguir jugando?.
Los cerros tenían la misma forma que él distinguió con la sábana sobre las cuatro rodillas juntas contando historias para espantar al dolor…. ¿Por qué siguieron contándolas si ya sabían que no daba resultados? Al final el hambre siempre regresaba, como acreedor insistente, como notificador de augurios, como una mera y sencilla necesidad que todos debemos de cubrir por antonomasia.
Ya sólo quedaban tres y Eva estaba a medias con tres, como si no tuviera un pie, un brazo, estuviera ciega, la mitad de sí inutilizada, un vuelo de una sola ala.
Evo, tenía la misma manía fútil de su madre: Pensar que ellos mismos serían suficiente para desafiar al hambre, como si bastara pensar en mil artilugios y engañar a su estómago con historias que no encontraran fin………mientras el dolor de un puño incrustado en las vísceras persistía. Esa mañana, Eva no quiso jugar, les dio unas cuantas hojas de coca para masticar, salió de su casucha de adobes con techos de barro y caña casi podrida, respiró profundo el aire denso de la única belleza espectacular que conoció: El Alto, atiborrado de diminutos campitos venciendo las hondas quebradas en pendientes de impenetrables accesos.
Ya tenía quince días que Matías, su esposo, había bajado y tomado una ¨movilidad¨ (un autobús) para sumarse a las protestas, barricadas, bloqueos de caminos contra ese asunto de los hidrocarburos, que no entendía muy bien, pero sí era cierto que tenía que ver con la barriga timada de papas en sus hijos. Hacía quince días ya, que ni siquiera eso podían comer, no había manera de entrar ni de salir de la ciudad.
Desde Alaj Pacha: El Alto, la tierra en el cielo de Bolivia, Eva contemplaba lo que se desplegaba a sus pies y volvía a inhalar con dificultad otra bocanada de aire como para que se metiese por todos los recovecos de sí misma y le confiriera una idea nueva para distraer a sus pequeños de la hinchazón, del escozor, del flagelo de vivir un día más reteniendo ese puño lo más adentro de su estómago, un día más sin tres de sus hijos arrebatados por el mismo puño inmisericorde.
Ayer enterraron a Pablito, las cejas de Eva aún más oblicuas que ayer, sólo tenía seis meses de famélica existencia y tres días de diarrea bastaron para verlo sonreír por última vez cuando entró el Canelo, el cachorrillo.
Allí parada, frente a la puerta enclenque, respiraba una y otra vez tan hondo, como si se estuviera alimentando del aire espeso para luego como águila, secretar alguna leche de buche y dársela a sus polluelos sobrevivientes, pero el aire no pasaba de la garganta, el parapeto de lágrimas contenidas obstruía el trayecto, no se colaba ni la milésima parte que le otorgara algún poder para quitarle a sus tres pequeños, además de las lagañas un poco de desesperanza y la continua interrogante: ¿Ya vamos a comer?...
Al querer dar un paso su pie descalzo y cuarteado con suela adherida, tropieza con el Canelo, agoniza…Evo, está mirando a su madre desde aquel arbusto, la mira desplomarse por primera vez en nueve años de jugar con ella, está llorando; Eva está llorando, como si quisiera volverse al revés y despegar los retazos de tristeza arraigada; toma tiernamente al Canelo en sus brazos, lo mira como si fuera Pablito hace tres días, le acomoda su desguanzada cabeza que se cuelga una y otra vez, desabrocha su blusa y con la mayor meticulosidad y delicadeza coloca su lánguido seno en el hocico del Canelo. Eva está llorando, Eva está riendo, desquiciada porque unas cuantas gotas de leche se las ha tomado el cachorro…Evo, ante el solidario retablo de dolores, corre hacia ella; parece que ya no llora, solo ríe, Eva está riendo, con los ojos sobrepasados de amor, lo único que prevaleció exento del puño constrictor del hambre; acaricia al cachorro desmesuradamente. Evo quiere parar esto, se arrodilla junto a ella. Eva se esta deteniendo, Eva se detuvo: Ni risa, ni llanto, ni amor, ni solidaridad, ni hambre jamás volverán para Eva, ni para el Canelo…
Te adjunto las formas requeridas por la Organización para que las llenes con letra de molde. Espero que esta historia te anime y te unas a esta iniciativa. Un abrazo hasta México. Tu primo Gabriel
Este E mail es mi oportunidad para continuar sin distracciones hacia mi meta. En lo posible llevaré una especie de bitácora que empieza a partir de hoy: El camino emprendido hacia una nueva Daniela.
- Cuento los días furiosamente como cuento los kilos, las calorías, los atracones, las culpas,los laxantes, las lágrimas….No pudo llegar en mejor momento, sólo me faltan siete, no estaría mal si llego a ocho o tal vez nueve, ¨ Ana ¨ estaría orgullosa de mi, ya no me castigaría y no me sentiría tan descuartizada por dentro. Apenas anoche estaba celebrando, haciendo con mi índice y mi pulgar una argolla que podía recorrer mi brazo de arriba abajo sin rozarlo, ni siquiera me importaba cuanto me dolía la garganta y la boca del estómago, ya estaba acostada, fue entonces donde caí de nuevo en las fauces de ese abismo negro y oscuro; como de cuerda, abrí todos los cajones y portezuelas que escondieran comida, mientras me atragantaba con tres galletas en mi boca, le lanzaba un puño de azúcar, al tiempo que vaciaba el vaso de un litro de malteada para remojarlas, chupando los caminitos que recorrían mis brazos, no bien iba pasando al esófago cuando una cucharada sopera de nieve entraba enfriando mi lengua que sin reconocer sabores continuaba en esa orgía sin paladar ,rematada por hot cakes que volvían a calentarla, unos cuantos mordiscos más al emparedado de mermelada y terminaba; no podía parar, como un tic, como una penitencia repetitiva, me limpiaba la comisura de los labios y la voracidad del adefesio gordo que habita en mi, engulló el racimo de servilletas, total, nada tiene sabor, a quién le importa, sólo me tengo a mí. Mis padres con su cantaleta, lo único que hacen es despertar a la cerda que gruñe todo el tiempo en mí, este primo con sus anécdotas de bomba de mocos, todos queriendo hacerme desistir. A veces no puedo más, ¡Pobre Ana! ¡Pobre Mía! ¡Mira lo que les he hecho! Estaba tan cerca de alcanzar el principado perfecto, no quería hacerlo pero toda falta tiene su infracción, no quería terminar aquí. Por tercera vez en el día estoy en este reclinatorio de loza blanca para expiar mis culpas, abrazada a mi estómago, oprimiéndolo con una mano y con la otra escarbando con los nudillos callosos mi campanilla…y ahí viene otra vez la ola pútrida de comida lijando todas las paredes para traerse consigo mis pecados… Vaciada ya, adolorida y extrañamente triste muy triste; siempre pienso que después de cada expiación (como yo le llamo) quedaré liberada, pero no, me siento peor y lo hago ad libitum para ver cuándo me sorprenderá esa sensación de perfección.
-Mientras hacía spinning a la cuatro de la madrugada, anorexia y bulimia, mis queridas Ana Y Mía me enseñaron la luz que me encaminaría a los 38 kilos de realeza perfecta: Tomé la palabra de mi primo, pasado mañana parto a San Salvador, como colaboradora de buena voluntad, sólo que nadie sabe que en realidad el servicio me lo estoy haciendo a mí misma, qué mejor lugar para no comer, si no hay comida y la que hay es para repartirla. Estoy muy emocionada, ha de ser por eso que mi corazón se siente como batería estruendosa…Hasta mis padres están contentos, así también dejaré de escucharlos, siempre conminándome a comer, con eso que me obligaron ir a Houston, sólo para traernos un papelito –comprobante de tener la razón y ponérmelo en frente para que no se me olvide que tengo E.D (Eating disorder, ea-ting di-sor-der, eating disorder, eatingdisorderrrrrrrrr ¡Bah!)….
-En el avión me he sentido algo mareada, me duele la garganta otra vez, pero todo eso lo supera este sentimiento de llegar a mi meta, ahora sí, nadie me puede parar; me cortaré el cabello llegando, al cabo que se está cayendo mucho, Ana se lo está llevando pero no me importa es una ofrenda más, junto con mis kilos. ¨ Nadie dijo que fuera fácil llegar a ser princesa ¨ es la leyenda que me tatué en el abdomen bajo, antes de partir. Ahí vienen otra vez como demonios tentadores, las azafatas con sus mugres carritos llenos de toxicidad, me ha pasado fugazmente la idea de tomar un panecillo, pero desisto rápidamente de él y le pido un café, esté es diurético te hace desechar más los líquidos que pesan. Debo comenzar con el pie derecho.
-Ha pasado una semana, el trabajo es más duro de lo que pensaba, me siento muy débil, las manchas y el acné han brotado con más fuerza por el mismo E.D, en fin como digo yo: ¨ Para ser bellas tienes que ver estrellas ¨…. Tengo una tristeza desconocida, como un desconsuelo aquí en el pecho, como una franela de apego que voy arrastrando por donde voy.
-Hoy conocí a Mireya también tiene diecisiete, es muy bella, las espinas ilíacas perfectamente visibles, se le pueden contar las costillas incluso las flotantes, los omóplatos se imponen en su espalda, recorrida por una hermosa cordillera de vértebras, sus pómulos regios dándole un porte de verdadera ¨ princesa ¨ pero ella parece no darse cuenta de lo que ha logrado a pesar suyo ( ¡le envidio! ).
-Hoy salí de las oficinas del Centro, fue necesario que los acompañara al Antiguo Cuscatlán, Guaymango y Caluco, sólo había ido una vez y no me acuerdo mucho, ese día me habían regresado a las oficinas porque me desmayé ( ¡mucho sol! )…Me tomé tres cafés, para tener energía y no me pasara lo mismo, llegamos a Guaymango donde vive Mireya, después de varias horas de censo y captura de datos, nos hemos ido, en el microbus he sentido mis latidos muy tenues, preferí dormir, así no comeré hoy tampoco….
-Hace once días que Mireya viene a platicar conmigo al Centro, los mismos once que tengo de no ingerir más que líquidos, no sé qué me está pasando tengo una tristeza diferente…. ¡Maldita Comida! ¡Cómo arruinas mi vida! He vuelto hacerlo, al irse Mireya me entró un desenfreno, le pedí prestado el coche a un compañero, fui al Auto Mac y sin ni siquiera salir del estacionamiento ,me zambullí en tres hamburguesas dobles, dos pasteles de manzana, un sundae, papas fritas, refrescos y nuevamente las servilletas, no puedo más, esto es una bestia que vive dentro de mí, quisiera meterme todo el puño hasta el codo y sacar con mis propias manos lo que me he tragado, desgraciadamente tengo que esperar que comiencen a trabajar los jugos gástricos para poder sacarlo todo, hago tiempo dando vueltas por callejuelas sucias y malolientes y en el mismo recipiente de cartón he vomitado hasta coronar con tres gotas de sangre , es lo debido, por portarme mal, por fallarle a Ana y a Mía….
-Hoy no iré al Centro, es quincena, iba a ir con el grupo a repartir despensa, me ha gustado ir; últimamente hemos hablado del tema escabroso de la comida con Mireya, ella…no importa…Anoche lo hice varias veces, me está matando la garganta, aunque quisiera ir no puedo, ya no tengo fuerzas o ganas para seguir en esto y tampoco sé en qué quiero seguir o no. Mireya, ha hecho que yo….no estoy segura de querer dejarlo de hacer, sólo me faltan dos kilos y mira lo que he hecho, esto que vive dentro es un monstruo amorfo royéndolo todo.
-Han pasado tres semanas desde que llegué aquí, no sé si será que ahora sí he logrado ver la verdadera expresión del hambre, estuve frente a ella por dos años y hasta ahora he descubierto su horripilante gesto, toda esta gente le huye y la espanta, mientras que yo la he retenido, abrazado y mimado; algo hizo click en esta espiral interminable….Hasta ahora pude ver sus ojos comiéndose el brillo de tantas miradas de hombres, mujeres y niños, comiéndome a mi, ¡ algo hizo click ¡ descubrir ese brillo perdido hasta el fondo del precipicio famélico de Mireya y su familia y sus vecinos y los vecinos de los vecinos y los de la periferia y los del centro y los del sur y norte y los de los precarios y se extiende como roña en la piel el desencanto estomacal de cincuenta y dos millones de seres en el área con el hambre en un hilo…..
-A lo lejos y borrosas, veo pasar las luces fluorescentes sobre mí, entré por emergencias, me han estabilizado por fin, estoy junto a Mireya, ingresada hace dos horas, tenemos el mismo diagnóstico: anemia severa crónica, úlcera grastro-duodenal, piel y cabello quebradizo, descompensación por falta de potasio, desnutrición, mala absorción por intestino liso, arritmia, insuficiencia cardíaca, amenorrea, incremento de vello, acné tardío, déficit de hormonas tiroideas, desnutrición etc.
Lo que no compartimos del horrible monstruo es mi psicosis, mi depresión viciosa, mis pensamientos circulares, mi distorsión de la realidad, la imposibilidad de no ver más allá de lo que yo creí era mi misión para conmigo misma. Mirándonos una a la otra, pidiéndonos ayuda sin poder emitir palabra, el hambre uniéndonos como súcubo libando nuestros huesos, derritiendo nuestros sueños, pegando más la piel al hueso, arrebatando nuestros hálitos, librando cada una esta batalla cruenta a muerte con ella…..
Entre delirios, vigilia y dolor, aquellas a quienes conferí ese carácter de diosas: Ana, la nada y Mía, la voraz, ayudantes del mismo demonio. En mi sueños moribundos eran derrotadas por la solidaridad en gotas de Eva, la esperanza de Evo, la invitación de Gabriel y el enorme deseo incontrolable de vivir, sólo para constatar que un brillo como el de Mireya no se extinga….


Tere Morera, Licenciada en Artes Escénicas de la Universidad Nacional de Costa Rica.
Desde 1987 hasta 1995,trabajé como actriz en varios grupos independientes y en la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica. En 1993 y 1994 fui nominada como mejor actriz joven por el Ministerio de Cultura de Costa Rica. En esos mismos años trabajé en la producción del Festival Internacional de las Artes. Así como diversos trabajos de locución en documentales para la televisión.
En 1995, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México me otorga una Beca de posgrado para que realice una investigación Sobre la dramatugia de Víctor Hugo Rascón Banda en el Centro de investigación teatral Rodolfo Usigli del Centro Nacional de las Artes.
Escribía desde pequeña lo que yo misma denominé como ¨escritura compulsiva y egoísta¨ ya que nunca me atreví a mostrarlo a nadie. En 1991, al conocer a Víctor Hugo Rascón Banda(Q.D.E.P),nació una amistad que se mantendría a traves de los años. Precisamente fue él quien me conminó a continuar escribiendo y comenzar a compartirlo.
Por circunstancias personales me quedo a vivir en México, hasta naturalizarme como ciudadana, sin nunca atreverme aún, a mostrar lo que escribía, más que a mi amigo Dramaturgo.
Publicada en Autorneto.com y Rimemos.com bajo el seudónimo de Agua de Luna. Finalista del concurso A Puro Cuento de la página Argentina Mis escritos.com. con el cuento Órganos Vitales. Asimismo finalista Premio de relato corto Mi ciudad desconocida de Historiasmexicanas.com con el relato La Frontera.
La prolongada enfermedad y la sentida muerte de Víctor Hugo Rascón, me hizo decidirme finalmente a compartir con muchas inseguridades pero con gusto lo que escribo,por esa misma razón envié un cuento a la escritora Evelina Gil, quien por su parte ha tenido a bien brindarme la oportunidad de ser publicada en su estupendo blog y de darme ánimo para probar en esta disciplina.